viernes, 16 de enero de 2009

El Conejito de Alicia

NK KiDo
“Amar es dar al otro, por propio consentimiento, un infinito poder sobre uno mismo. ¿Cómo había podido contribuir a mi propia esclavitud?”
Luna Amarga, Pascal Bruckner




- Alicia, ¿me quieres? –dijo él tiernamente, mientras aún estaba sentado en la silla del comedor, mirando como su tenedor picaba, una y otra vez, la comida que había en su plato.

- Claro tontito, ¿Por qué dices eso? –ella le miraba con los ojos bien abiertos y una sonrisa que dejaba ver todos sus dientes, al tiempo que le servía jugo de naranja.

- Es que… hace mucho que no hago realmente algo –dijo él, en tono triste con aire decepcionado.

- Como crees eso corazón, si puedes hacer muchas cosas y yo te amo, lo sabes… a poco no te lo digo cada mañana.

- Sí, así es p… -Alicia no le dejo terminar la frase, interrumpiéndolo con un beso breve y juguetón, agregando mientras le miraba a los ojos- Nunca me cansare de decírtelo... Te amo.

- Si amor, lo sé, pero… no es eso… es que…

- ¿Qué te pasa conejito? -dijo ella interrumpiéndole de nuevo, en el tono más dulce y maternal que poseía- ¿Te sientes mal? ¿Te duele algo? ¿Acaso no te ha gustado lo que he preparado hoy? –de pronto, los ojos de Alicia se empezaron a llenar de lagrimas.

- No, no, amor no, no es eso…

- Sabes que me puedes decir si algo no te gusta –dijo ella con la voz quebrada mientras le escurría una lágrima por la mejilla, y agregó con un ligero tono de duda- pero aun así, sería muy raro… Yo sé todo lo que te gusta y lo que no. Sé que el rojo es tu color favorito, que casi no te gusta el queso, que te gusta la ropa de algodón, incluso se cosas de antes de haberte conocido, como ese reloj… ese que siempre traes en el bolsillo; ese reloj era de tu padre… -hubo un momento de silencio, Alicia tenia la mirada perdida en sus manos, que sostenían una pequeña taza de té. – No sé por qué no te gusta lo que hago -dijo ella rompiendo en llanto- Incluso me intereso en lo que te gusta y a mí no, soporto esa música, esa tan fea que me pone de malas; que no siempre me des un beso antes de dormir, que no me lleves del brazo siempre que vamos por la calle… soporto que leas todo el día y no me mires…

- Alicia –le interrumpió él, con un aire sereno- sabes que no leo todo el día…

-¡Si, si lo haces!- grito ella encaprichadamente -lo que pasa es que tu ya no me quieres- y en esta ocasión su llanto se transformó en berridos, su expresión ya estaba descompuesta, la boca arrugada en una mueca de dolor, mojada por las lagrimas que le escurrían por todo el rostro, mientas sorbía ligeramente por la nariz, el poco aire que el llanto le permitía.

- No mi vida, no llores -le decía mientras se levantaba de su lugar para abrazarla- sabes que yo también te amo, y mucho -le decía, mientras dejaba sobre la mesa la tacita de té, para acomodársela entre los brazos, aun privada por el llanto- anda mi niña, para de llorar -le levantaba el rostro con una mano -por ti me mude aquí, cambie mi horario de trabajo; técnicamente trabajo en casa… y es más, ¿acaso no he buscado la forma de estar más tiempo contigo?

-Sí -dijo Alicia mientras se secaba el rostro y esbozaba una tímida sonrisa- es más, me acompañas aun cuando voy a ver a mis amigas que te caen mal, y soportas sus malos chistes y hasta finges reírte… ellas tienen la idea de que las estimas mucho ¿tú crees?– y los dos rieron en complicidad por el comentario.

- Así me gusta. Odio verte triste -le dijo el conejito para después darle un beso en la frente.

- Entonces... -dijo Alicia- ¿Traigo una película para verla juntos cuando regrese a casa?

- Sí amor, lo que quieras. Yo quiero ve… -Alicia se le abalanzó para darle un beso largo, apasionado, de esos que acostumbraba ella al final de sus discusiones, para poder, al fin, darle termino al desayuno de esa mañana.







…Y así, Alicia, no permitiría más que el conejo aquel; que vio pasar de prisa por la calle, de chaleco y reloj de bolsillo una mañana de primavera; se alejara de su lado para ir corriendo a algún otro lugar, aunque se le hiciera tarde…








3 comentarios:

  1. No mms. Que miedo, el final es verdaderamente tenebroso. No sabes el terror que le puedes impregnar a las personas? Favor de tener más cuidado. Un beso frío [pk aún estoy temblando]

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  2. que peeeeedo conla novia psicopata seguro le ponia algo en la sopa

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  3. aarongq: Pues, son cuentos no tan cuentos, de ahi el terror que causan... ah! cuantas veces no me ha tocado verlo jajaja... y deja querido aaron, que no fue por via telefonica la escena jajaja.

    lagartomutanteninja: Yo honestamente creo que si, tal vez le ponia toloache en el jugo de naranja de las mañanas, porque mira q no darte cuenta de semenjantes chantajes y dejar de tener una vida... aBRON!jaja.

    Besos a los dos, gracias por leerme...

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