lunes, 2 de febrero de 2009

Hoy es un juego (parte II)




Este post resulta ser la resolución de la lluvia de ideas de nuestro post anterior.
Logramos consolidar el juego y hacerlo nuestro…
Las ausencias de quienes amamos nos pesan en la espalda;
Y las descaradas sombras de los recuerdos danzan,
Fornican y se mezclan en la sinapsis del cerebro…
¡Nos fascina torturarnos!
Y mostrar nuestro lado masoquista escribiendo cosas como la siguiente…

(Pero ¿quién no sabe de eso?)

Disfruten.
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El reloj me observa desde arriba, ¡maldita manecilla! que no se detiene... solo sigue y sigue... como si a cada segundo aquella estuviese dos pasos mas lejos de mi… Tic, tac alrededor de mi mente en la matemática de mi cerebro no dejaba de calcular cuán lejos estaba ahora de mi.
¡Maldito viento que no deja de azotar mis ventanas!


Tras haber encendido el cigarrillo, ese único pensamiento se mantenía constante, le molestaba… porque se había prometido no mencionárselo jamás, así que lo ignoro por un rato, por la rabia del recuerdo que ese mismo pensamiento le había causado... Y el reloj no se detiene.

En las cámaras intrincadas de mi mente rebuscaba sin descanso su ausencia en las esquinas, el putrefacto olor de su síntesis me perseguía. O, ¿era yo quien iba tras el?

En las afueras de su casa ella estaba sentada ahí, inmóvil, esperando en el auto; mientras tenía las manos firmes en el volante su mirada se perdía tras los cristales de la ventana, que pertenecían a esa casa de apariencia abandonada, que siempre le había parecido extraña en todos los aspectos. No sabía si bajar del auto y atreverse a entrar o seguir esperando a que aquel saliera. Ahora, su mirada descansaba en el árbol seco que se asomaba tras la barda descolorida, aún sin saber qué hacer.

Y sus migajas… las alcanzo al fondo de la bolsa del pantalón, ¡puedo saborearle! en cada minúsculo átomo de ellas y me fascina torturarme al preguntarme: ¿Es su sabor tan infinito como el dolor que oprime ahora mis costillas?

El camino de su mente se dividía en varias veredas frente a él, donde cada una de ellas representaba una opción, pero no paraba de preguntarse ¿en qué consistían? ¿Si lo harían olvidar? O si ¿alguna era capaz de mitigar su ausencia? De la única de la cual estaba seguro de cómo acabaría era de esa misma de donde él había partido, aquella de donde su recuerdo provenía. Mientras él se seguía cuestionando, el camino que estaba frente a los ojos de ella, de igual forma se dividía en variadas calles con diferentes direcciones, de alguna forma esas callejuelas le parecían sus opciones ahora, pero ella también sentía esa incertidumbre… ¿De qué tratan esas opciones? ¿En qué consisten? ¿En qué terminan? De la única que ella estaba segura era de aquella que siempre usaban, esa misma que ambos recorría una y otra vez en situaciones similares a esta... esperar.

¿El reloj? Aun sigue; tic-tac… - Esta vez ambos pensaban igual. - ¿El reloj? Solo, sigue… tic, tac… Retumba en mis tímpanos, invade mi tranquilidad… ¿Y tu ausencia? Me Oprime… Junto con el reloj que me mira y me hace ansiarte…

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