viernes, 20 de febrero de 2009

Dicotomías, blah, blah



Choque de palabras.




Si.
Cierto. Continúa.
Avanza. Entra. Consiente.
Da. Asiste. Acepta. Ahorra.
Construye. Mejora. Inicia. Conecta. Crea.
Aprehende. Revive. Inhala. Concilia. Evoluciona. Sorprende.
Cree. Ama. Recuerda. Ríe. Externaliza. Desnúdate. Ábrete.
Concéntrate. Empuja. Atiende. Ingesta. Salta. Acciona. Sigue. Aclara.
Comunica. Utiliza. Naturaliza. Reflexiona. Bebe. Concientiza. Renueva. Descubre. Resana.
Sensibiliza.
Repara.
Nace.
Muere.
Rompe.
Insensibiliza.
Hermetiza. Desperdicia. Exagera. Inflexiona. Escupe. Aliénate. Desgasta. Cubre. Horada.
Dispérsate. Jala. Ignora. Vomita. Agazápate. Reacciona. Para. Distorsiona.
Duda. Odia. Olvida. Llora. Internaliza. Vístete. Ciérrate.
Suelta. Languidece. Exhala. Discute. Involuciona. Decepciona.
Derrumba. Empeora. Termina. Desconecta. Borra.
Quita. Falta. Niega. Derrocha.
Estáncate. Sal. Maltrata.
Falso. Detente.
No.

miércoles, 18 de febrero de 2009

Que sobran las palabras...

¡Calla!

Escucha como la lluvia dice tu nombre…

¡No hagas movimiento alguno!

Ven acércate, lentamente…

¡Calla!

Con un suave roce,

Haz que tus besos se ahoguen en las gotas que caen

Mírame, directo a los ojos…

No gesticules palabra alguna,

Solo quédate en silencio

¡Déjame admirarte en soledad tan grande!

¡Calla!

Que no sirven las palabras

Cuando se cruzan las miradas

Que de nada sirve que me hables

Si ahogare tus palabras con mis labios…

¡Calla!

¿Qué acaso no ves la belleza del silencio?

No, no dejes de percibir lo que mis ojos transmiten

Solo, ¡guarda silencio!

¡Calla!

Y, bésame una vez más…

¡Ven, acércate!

Perdámonos, despacio, en la eternidad…

lunes, 16 de febrero de 2009

Lineas



Mi mente dispersa ya no atina,
mientras veo hacia arriba, el recuerdo se alinea.
Mi mirada cambia y se olvida.
Me paro de golpe, me digo ¡respira!

Caigo en la espiral de la mentira
y el susurro lentamente… suspira.

Cierro los ojos, viva fantasía;
abro los poros, deleite, alegría.

¿Tu recuerdo ahora parece melancolía?


viernes, 13 de febrero de 2009

Sin remitente, ni destinatario II

 



Si he de estar condenada porque mi espíritu es libre… y mis días se acumulan, uno a uno como las trancas que me asedian, formando barreras inexistentes pero poderosas como espesos muros que me enclaustran en la repetitiva vida, la vida sin ti. Espero, al menos, tocar con mi voz aquellos lugares donde te encuentres, dejar que mis pensamientos viajen hasta tocar tu piel, lograr que mis sueños besen tu cuerpo, que mis deseos puedan susurrarte todas las palabras que yo jamás podré, y mi alma me abandone para convertirse en la perenne sombra acompañante de los caminos difusos que recorres constantemente.


Si no he de poder estar contigo porque el tiempo y las circunstancias son el enemigo, aguardo el momento en que el cansancio de nuestros cuerpos se conjuguen, desvanezcan la distancia, la hagan más breve, esperando ese ligero descuido; aquel donde las montañas y los mares, la brisa y la niebla no nos miren; permitiendo movernos en las mismas líneas de un verso que aún no se escribe.



miércoles, 11 de febrero de 2009

¡Me dio en la sien!

Que feo es cuando a uno se le viene la realidad de golpe
¿No?

Y cruzó la puerta, me atravesó con la mirada

Una, dos, tres punzadas directas al corazón.

-¿Por que estas tan sola?- dijo mientras se llevaba ala boca una botella de cerveza.
-Por que quiero- conteste, patéticamente con la mirada fija en el cuarto de enfrente…
-Me voy, no te soporto…- gritando las últimas dos silabas detrás de la puerta

¿Cómo decirle?
Que sus caricias no me llenan
Y que he dejado de amarle…

Sentada, deseando que mi nuevo amor asome por la ventana
Espero…

A lo lejos escucho el motor de su auto alejarse un poco, cada vez, más lejos
Se que esta furioso, que no quiere saber nada mas de mi en las siguientes dos o quizá
tres horas
Como me gustaría poder armarme de valor y decirle
¡Amo al vecino, y lo contemplo en su ventana!
Y que no quisiera saber nada de mí…
Y poder medirlo en años
¡En décadas!

Sentada, espero…
El cuarto sigue tan oscuro como antes
No se advierte ningún movimiento…
-creo que hoy no vendrá…-digo resignada para mis adentros
Doy cinco o seis pasos a la cama
Oigo el timbre de la puerta, veo quien es desde el ventanal de arriba
-¡es el!- me grito exaltada

Trae consigo un sobre blanco
Señor y señora de nombre bonito
Pone al frente, caligrafía impecable…
Tres palabras resuenan en mi mente
Amor
Eterno
¡Boda!…

Y la sonrisa de oreja a oreja de el, le soy cortes
Sonrió también…
Con el corazón en la mano, la extiendo y recibo el sobre
¿Con agrado?...

Subo a la silla de nuevo
Y le veo sentada en su cama…
Un beso tierno y apagan las luces.

¿Yo?
Con más de veinte lagrimas que resbalan por mi rostro
Escucho el auto de mi marido
Le recibo, con un beso en la mejilla
Y cuatro o seis palabras de perdón…

Me digo
¡Bienvenida a la realidad!

lunes, 9 de febrero de 2009

Voyeur




"I push my fingers into my eyes, is the only thing that slowly stops the ache"
Duality - Slipknot



Estoy harto de que la gente no valore sus ojos… No se dan cuenta si quiera que los tienen puestos, ¡no miden su importancia! No miden cuanto les pueden dar, cuanta belleza pueden admirar. ¡No! Ellos no saben lo que yo sé, no ven lo que yo veo en las cosas, incluso en ellos mismos.

Me gustaría sacar un par de cerchas del armario, ponerlas juntas y sacarles los ojos, hacer que la punta metálica penetre lento, se deslice despacio en los humores del ojo, ver como pierden su vida y al final retorcerla con fuerza, recargándome más para sacárselos de un tirón… uno por uno, como tapones; ver que les sangren intensa y fugazmente, que incluso me salpiquen con su gesto de horror, que padezcan, que se den cuenta que lo que tenían es valioso. ¡Sí! Hacer varios pinchos con ellos para poder ver si así logran apreciarlos. Son tan patéticos ¡no se dan cuenta! No miran que las cosas son de utilidad, que tienen esencia, valor; les despojan de su sentido, de su totalidad…

Aunque, en este mundo; ya hecho trizas y bastante desgastado, descolorido e insípido; no queda mucho que ver realmente… ¡Siempre lo mismo! ya no hay novedad… Donde han quedado todas esas nuevas miradas al día o las faldas levantadas por el viento que dejan en las mujeres un hermoso gesto de confusión y bochorno, donde han quedado las risas honestas y el gesto extasiado. Solía ser un deleite estar postrado en cualquier rincón y quedarse ahí con los ojos bien abiertos, admirar el pasar de la gente, ese mar de gente… Ahora todo es imitación, repetición artificial y hueca ¿Dónde ha quedado la hermosura y el deleite de observar a la gente?

Y aún de noche, repasando mis pisadas dadas en el día, le doy vueltas al asunto. ¿Dónde está el amor de hacer las cosas? como extraño su presencia… Antes era divertido observar como la gente corría de un lado para otro, pensando en lo que fuera, en lo que harían, en sus problemas; absortos en ellos mismos, mientras sus gestos los delataban, pero ahora ya todos son autómatas, caras grises, sin inflexiones, sin gracia. ¿Dónde quedaron las gamas de las emociones? ¿Dónde está la diversión, el gusto de observarles?

Camino y veo alrededor entre las ventanas y las puertas abiertas. Mis zapatos, opacos por el polvo del camino que recorro (camino que ya nadie utiliza), resultan más interesantes que ver a esas cosas mecánicas, ajenas a mí, que me resigno en llamarlas personas… Qué pasaría si me aisló de verdad, y recreo imágenes para mí, en un mundo perfecto; olvidarme de todos, crear y ver lo que me alimenta. ¡Sí! ¡Ahora! ¡Aquí mismo!

Siento como mis dedos penetran en mis cuencas, empujando mis globos, el dolor es fuerte, intenso; pero la calidez me inunda, la sangre que brota me baña el rostro y me cubre el pecho; me deleita imaginar mi mueca retorcida entre dolor y gozo, se que la gente que pasa ahora me mira con espanto, si es que acaso me saben mirar. ¡Pobres e incipientes! No se percatan de lo alentador que les puede ser la presencia de mi muerte, desconocen del espectacular ejemplo que les doy… Prefiero sacarme los ojos a seguir viendo la ruina del mundo…

viernes, 6 de febrero de 2009

Recreación

Y desde que tocó la puerta todo sonó a violencia…

-¡Sé que estas aquí! – gritó al tiempo que giraba la perilla y empujó la puerta para abrirla.

Podía mirar un poco a través de un pequeño hoyo que había en las pesadas hojas de madera que cerraban la ventana, hoyito el cual había sido originado por él mismo en unos de sus tantos ataques de violencia, causado por la ansiedad y la excitación que siempre le originaban estas situaciones, veía como desordenaba lo ya de por si desordenado de la habitación, buscaba debajo de los pocos muebles que habían: la cama, el tocador de patas largas, en el enorme ropero, rebuscando entre los vestidos largos, pantalones, suéteres y abrigos; y revolvió la montaña de ropa sucia que había en un rincón.

Puso todo de cabeza, aún sin saber exactamente qué era lo que encontraría. Salió de ahí sin siquiera cerrar la puerta, volteaba en todas las direcciones posibles que su cuello le permitía; antes de darme la espalda para seguir en la búsqueda pude ver esa mirada de confusión, él simplemente no sabía qué hacer. Yo sabía que iría a buscarme en el cuarto contiguo, así que aproveche para colarme por la ventana, al momento que se oía que gritaba – ¡Ahora sí! Estas aquí y no te dejaré salir- escuché como le ponía el seguro a la puerta una vez que había entrado, esa habitación era la más grande por lo que le tomaría más tiempo, y entonces rápidamente bajé las escaleras sin hacer mucho ruido.

Al llegar a la planta baja me di cuenta que estaba completamente sola; todo al igual que la pieza de arriba se encontraba en un caos, todo desajustado, el ambiente estaba violentado, intenté abrir la puerta principal pero estaba con llave, ¡eso era injusto! y mi ansiedad crecía; lo bueno es que siempre he sabido cuales son los mejores escondites de este lugar, y por el momento no me encontraría. Pero mi corazón chocaba fuerte y desesperadamente contra mi pecho, la sensación de miedo a que me encontrara empezaba a recorrer todo mi cuerpo, y no podía dejar de sonreír por eso. Escuchar sus pasos en el piso de arriba acrecentaba mi nerviosismo, me avisaba (sin querer) que estaba a punto de bajar, sin pensarlo corrí y atravesé la cocina y salí al patio de atrás y me escondí en lo primero que vi, el locker en donde se guardaban las escobas, recogedores, trapeadores y esas cosas… mi tiempo se acababa.

Encerrada ahí escuchaba lo agitado de mi respiración e imaginaba que tanto haría, esperaba que se diera por vencido y me dejara en paz, o no sé… de pronto escuché las pisadas en el cemento, ese sonido rasposo muy particular cuando hay un poco de arena, mi corazón estaba a punto de estallar, puse mis manos sobre la boca para no delatarme, me acababa de dar cuenta que yo sola me había sentenciado, este era un mal lugar para estar, no puedo correr a ninguna parte. Me atemorizaba el hecho de que no dijera nada esta vez, me empezó a dar miedo su silencio, eso quería decir que estaba seguro y decidido…

Sudaba, por el calor que hacia dentro y por el miedo que me invadía... la amenaza de su presencia era inminente. De pronto las hojas metálicas se abrieron de par en par, igual que mis ojos ante la sorpresa, en escasos segundos vi como su pupila se dilataba y su cara tenía una mueca de placer inmensa que me horrorizó, sentí que algo se desprendió de mi y estuve a punto de llorar pero me lo impidió su grito que retumbaba en esa caja descolorida por lo oxidada:

-¡¡¡TAN, TAN POR GRIS!!! ¡¡¡QUE ESTÁ EN EL LOCKER!!!


No pude salvar a nadie…

jueves, 5 de febrero de 2009

Muchas veces mi mente juega
a hacer versos en medio de la noche
y postrada en la cama, vencida por el sueño
solo puedo materializarlos cuando mis ojos vislumbran
la lampara que enciendo arriba de mi...

vislumbrence entonces.


Me hundo en la inmensidad de mis pensamientos
Masturbo mi cerebro…
Con sombras de recuerdos,
Oleadas de placer inundan cada minúsculo rincón
De la reducida habitación…
La noche embriagaba todos mis sentidos
Agudizando cada vez más
Cada uno de ellos…

Era consiente de todo,
De todo lo que pasaba a mí alrededor
Incluso de la llama del silencio
Que se extinguía en la oscuridad…

Podía ser consiente
De la inquieta ansiedad
Que invadía mi cuerpo

Consiente era también
Del suave roce de mis lágrimas
Con mis mejillas,
De mis sollozos
Que se ahogaban en tu nombre…

De todo lo falso,
De todo lo real…
Los colores q lograba divisar
Se mezclaban en mis pupilas,
Se mezclaban en los cristales de agua
Que resbalaban sin miedo

Y así como los colores,
Mis sentimientos
También se funden con la realidad…
Se materializan en lágrimas
Que al caer como piedras
Azotan fuerte el piso

¡Y el silencio!
Que no deja de pronunciar tu nombre…
Poco a poco se calla

Y también con tu nombre
Todo así desaparece….
¡Se extingue!
Justo así como la llama que entre mis dedos
Se extingue, sin prisa, en la soledad…

lunes, 2 de febrero de 2009

Hoy es un juego (parte II)




Este post resulta ser la resolución de la lluvia de ideas de nuestro post anterior.
Logramos consolidar el juego y hacerlo nuestro…
Las ausencias de quienes amamos nos pesan en la espalda;
Y las descaradas sombras de los recuerdos danzan,
Fornican y se mezclan en la sinapsis del cerebro…
¡Nos fascina torturarnos!
Y mostrar nuestro lado masoquista escribiendo cosas como la siguiente…

(Pero ¿quién no sabe de eso?)

Disfruten.
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El reloj me observa desde arriba, ¡maldita manecilla! que no se detiene... solo sigue y sigue... como si a cada segundo aquella estuviese dos pasos mas lejos de mi… Tic, tac alrededor de mi mente en la matemática de mi cerebro no dejaba de calcular cuán lejos estaba ahora de mi.
¡Maldito viento que no deja de azotar mis ventanas!


Tras haber encendido el cigarrillo, ese único pensamiento se mantenía constante, le molestaba… porque se había prometido no mencionárselo jamás, así que lo ignoro por un rato, por la rabia del recuerdo que ese mismo pensamiento le había causado... Y el reloj no se detiene.

En las cámaras intrincadas de mi mente rebuscaba sin descanso su ausencia en las esquinas, el putrefacto olor de su síntesis me perseguía. O, ¿era yo quien iba tras el?

En las afueras de su casa ella estaba sentada ahí, inmóvil, esperando en el auto; mientras tenía las manos firmes en el volante su mirada se perdía tras los cristales de la ventana, que pertenecían a esa casa de apariencia abandonada, que siempre le había parecido extraña en todos los aspectos. No sabía si bajar del auto y atreverse a entrar o seguir esperando a que aquel saliera. Ahora, su mirada descansaba en el árbol seco que se asomaba tras la barda descolorida, aún sin saber qué hacer.

Y sus migajas… las alcanzo al fondo de la bolsa del pantalón, ¡puedo saborearle! en cada minúsculo átomo de ellas y me fascina torturarme al preguntarme: ¿Es su sabor tan infinito como el dolor que oprime ahora mis costillas?

El camino de su mente se dividía en varias veredas frente a él, donde cada una de ellas representaba una opción, pero no paraba de preguntarse ¿en qué consistían? ¿Si lo harían olvidar? O si ¿alguna era capaz de mitigar su ausencia? De la única de la cual estaba seguro de cómo acabaría era de esa misma de donde él había partido, aquella de donde su recuerdo provenía. Mientras él se seguía cuestionando, el camino que estaba frente a los ojos de ella, de igual forma se dividía en variadas calles con diferentes direcciones, de alguna forma esas callejuelas le parecían sus opciones ahora, pero ella también sentía esa incertidumbre… ¿De qué tratan esas opciones? ¿En qué consisten? ¿En qué terminan? De la única que ella estaba segura era de aquella que siempre usaban, esa misma que ambos recorría una y otra vez en situaciones similares a esta... esperar.

¿El reloj? Aun sigue; tic-tac… - Esta vez ambos pensaban igual. - ¿El reloj? Solo, sigue… tic, tac… Retumba en mis tímpanos, invade mi tranquilidad… ¿Y tu ausencia? Me Oprime… Junto con el reloj que me mira y me hace ansiarte…