viernes, 20 de marzo de 2009

Embriaguez…

Viene luego la promiscuidad de los brindis, conforme van saliendo las cosechas al mercado. Hay que compartir el amor, porque es una fermentación morbosa, se sube pronto a la cabeza, y nadie puede consumir una mujer entera ¡Kalenda Maya! la fiesta continua, mientras ruedan por el suelo las botellas vacías.
Kalenda Maya. EL bestiario de J. J. Arreola


Amo la ebriedad, que me hace pensar en aquellos momentos merecedores de un espacio en la memoria. Amo ese entumecimiento general de mi cuerpo, que a la vez me permite concentrarme en las cosas que bien valen la pena. Amo que el alcohol me lleve a ti en los instantes que más te deseo o que me haga desearte al instante. Amo como la música resuena en mi cuerpo cuando el alcohol lo recorre totalmente, vibra conmigo al fluir de mis venas inyectadas de esa liquida emoción exaltada. Amo la manera en que mi cabeza puede llegar a perderse en un lugar recóndito del inconsciente, permitiendo liberarme, contarme cosas sin tanto recato… consumarme en solitario. Amo poder concentrarme en las imágenes de tu cuerpo reflejadas en el mío, en todas las sensaciones que le rodean, sentir ese cosquilleo, que incluso a veces, llega a entorpecer mi vista y tal vez la lógica del movimiento o la razón; pero en la mente las ideas son firmes y claras, imágenes de ti (y de otros más), aunque sea en el lapso de un trago... amo las pláticas de los ebrios, como las nuestras; enormes causes de soliloquios emanando de las bocas de las botellas para llegar al fondo de nuestros vasos, uno tras otro tras otro; ese constate repetir líneas, pero las importantes, siempre quitando la paja que habitualmente usamos con la excusa de “expresarnos correctamente”… cosa que jamás sirve, ni sucede, ¿estamos de acuerdo?

Amo como las ideas fluyen con cada trago, esa bebida en mi sangre siempre recorriendo todos y cada uno de los rincones… Amo… Amo a mi cuerpo estupefacto de ese elixir, el saborear su avance reptante por mis venas, apreciar el gobierno de lo desconocido y espontaneo, ese portal único que la embriaguez da. Amo la manera en que puede relajarme y darme cuerda, ese combustible delicioso que pocos comprenden, así como tú.

Amo como me invade lentamente apoderándose de mi cuerpo para dejarle libre y congruente con mi mente… Amo, simplemente amo, el sentir de todos mis poros en esa invasión renovadora que relaja de manera extasiante los músculos tensos por tu ausencia…

Amo ese cansancio placentero, abrazador y reparador que únicamente el alcohol puede darme, y en ocasiones tu cuerpo…

La embriaguez… amo ese resabio dulzón, tan parecido al sabor de algunos de tus besos.


3 comentarios:

  1. Esto, si que es un atentado. Cuando te emborrachas todo eso te pasa? vaya, si eres intensa.
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  3. Prado: Es algo muy extraño, no es la primera vez que para describirme utilizan la palabra "intensa", y es algo que aun me hace reír demasiado y de cierto modo me apena... Gracias. Un beso y ¡salud!

    Guido: ¡¿Cuanto sin saber de ti?! Es bueno que des señales de vida y aun más pases por aquí. Cuídate.

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