viernes, 30 de enero de 2009

Sin remitente, ni destinatario



Me cobijo entre la ebriedad del sueño, del cigarro, de la droga, del alcohol y del sexo de alguien más, ese alguien que no eres tú y que jamás volverá a ser tu cuerpo… Ya nada me sabe.

Cambio tu rostro por una máscara exagerada de buenos tiempos al llegar a esas memorias que me orillan a extrañarte, más de lo que yo quisiera. Camino en la oscuridad, rebotando entre las paredes y las calles; la vida me arrolla, me pasa de largo arrastrándome; porque me refugio en las caricias pasajeras de los desconocidos para no sentir que aún me hieren tus palabras, esas tan dulces… escudriño un resguardo ilusorio entre los recuerdos de otros, con otros; unos ligeramente más falsos de lo que en verdad son… Es una cosa rara eso de extrañarte, sé que no debo, pero sin querer lo hago… te extraño más que a la embriaguez, de largos sueños dulces de infancia.

Toneladas de confusión me aplastan… me duele haberme sentido doblegada, ya que mi orgullo fue apartado como una tela ligera dejándome desnuda, ¿Cómo pudiste hacer eso?

Ya nada me sabe… la soledad no llena… no me llena; se me hace compañía hastiante sin el recuerdo de tus frescos besos, ahora amargos besos, esos que han dejado llagas en mi piel. Las palabras retumban en mi mente, son un martilleo constante, mi cabeza es reverberación de frases del pasado con lo estruendoso de tu voz y de tus manos, impactándose una y otra vez sobre mí, sobre mi cuerpo; que las siente como hierros hirvientes, dejando marcas de que has estado aquí, has estado en mí… estarás para siempre.

Y lo peor de todo esto es que ya no sé qué es lo que me duele o qué es lo que me debería de doler...

No saber que situaciones o confusiones ocurrieron para las frases póstumas a aquello que se suponía nos era bello, me remuerden, me consumen, me envenenan; porque mi intención no era que me odiaras, ni odiarte yo… jamás fue hacerte daño o herirte de algún modo; pero así pasa, todo lo que toco tiene un final desastroso, no sé qué sucedió, ni cómo paso... para mí las ilusiones son flores marchitas exhibidas en un jarrón.

Ya nada me sabe… Te extraño más que a la embriaguez… ¿Cómo pudiste hacer esto?

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